EL COACHING PERSONAL


El coaching personal es el arte de facilitar el desarrollo potencial de las personas para alcanzar objetivos coherentes y cambios en profundidad. En este proceso, el coach ayuda a las personas a esclarecer sus metas, ya sean personales, laborales, de relaciones afectivas, etc., y a ponerse en camino para alcanzarlas.

¿Cómo se hace?

La relación coach-coachee se establece en un marco íntegro de confianza en el otro. El coach pone su atención en el desarrollo de habilidades que mejoren las distintas àreas de la persona, sea en su vida sentimental, relacional, su estado físico o la obtención de metas personales. En ciertos momentos, ayuda a que el coachee sea consciente de sus insuficiencias para luego estar en mejor posición frente a la consecución de sus objetivos. El coach ayuda la persona a sacar lo mejor de sí misma y a buscar el camino que la lleva desde donde está ahora hasta donde quiere estar.

¿Es el coach un psicólogo?

El psicólogo suele estudiar pautas de conducta mirando hacia el pasado de la persona.
El coach mira al presente y al futuro y la ayuda a sacar todo su potencial para llegar
a lo más alto posible.

¿Un coach motiva a la persona?

Es la propia persona la que ya tiene que estar motivada para desarrollarse y la que tiene que creer que puede llegar a ser más feliz. El coach la motiva y anima en sus momentos difíciles. Lo que hace es canalizar esa motivación para que se convierta en un trabajo productivo. Primero se establecen las metas que se quieren conseguir, se analiza la realidad actual y se empieza a trabajar en el plan de acción para alcanzarlas.

¿Y qué pasa si la persona no consigue alcanzar sus metas?

El coaching es un proceso que requiere tiempo. Conviene analizar todas las opciones que surgen en cada sesión y la conveniencia o no de llevarlas a cabo, las opciones alternativas y el grado de satisfacción de la propia persona al tomar la decisión de cambiar una actitud o poner en marcha un nuevo proyecto. Ese es el modo en el que conjuntamente se siente que la persona se está desarrollando como desea o no. Si en el proceso la persona cree que su meta inicial ya no le satisface, es ella quien la cambiará o adaptará a la nueva situación.

¿A quién se dirige?

A todas las personas que quieren mejorar su calidad de vida, su liderazgo personal y sus relaciones interpersonales.
A las personas que quieren realizar un cambio personal o profesional.
A las personas aquejadas de dificultades en la salud por padecimientos crónicos.
A las personas que han sufrido pérdidas: divorcios, muertes.
A las personas que atraviesan una crisis de identidad ligada a procesos de cambio: envejecimiento, menopausia, conflictos de pareja, conflictos familiares, relación conflictiva con hijos o padres, etc.
A las personas que quieren  mejorar su propia motivación.
A las personas que quieren desarrollar su potencial creativo y intuitivo.
A las personas que quieren desarrollar la alegría sin objeto, como estado de conciencia del propio sujeto.

¿Cuánto tiempo dura?

El proceso suele durar de ocho a quince sesiones de 55 minutos, aunque no hay nada establecido al respecto. El período entre sesiones es fijado de mutuo acuerdo, siendo seis meses un período medio para completar el proceso. El tiempo entre sesiones puede ser entre 7 y 15 días.


Algunos ejemplos de los beneficios concretos del coaching personal


Imaginemos que queremos hacer algo que nos importa mucho, que queremos cambiar algo en nuestra vida y que mucha de la gente que nos rodea nos dice que no tenemos la capacidad de hacerlo, o que es demasiado tarde, o demasiado temprano, o que estamos locos. Imaginemos que nosotros tenemos la firme convicción de que sí podemos dar este paso, pero nos parece muy difícil darlo solos. El coach personal nos dirá que lo podemos conseguir, nos dará más fuerza para que podamos llegar a donde queremos ir, nos proporcionará herramientas para que tengamos un paso más firme. El coach nos ayudará a levantarnos si nos caemos, y si es preciso ¡hará sonar su silbato para marcarnos el ritmo!

Imaginemos que estamos hartos de mirar la vida como algo monolítico, que nuestra visión temerosa ya no nos encaja, que intuimos que la felicidad no está en los grandes logros sino en las pequeñas cosas. El coach nos animará a mirar allí donde está la maravilla.

Imaginemos que teníamos una meta pero no la pudimos cumplir, o que la meta ha ido perdiendo interés a medida que nos hemos ido acercando a ella. El coach nos ayudará a soltar lo innecesario, nos hará percibir cuáles son nuestros objetivos reales, a descubrir, por ejemplo, que queríamos dar más paseos en el bosque cuando hablábamos de cambiar de empleo, que queríamos cambiar de empleo cuando hablábamos de dejar a nuestra compañera, que deseábamos tener un perro cuando decíamos que pretendíamos irnos a vivir a Nueva Zelanda, que anhelábamos viajar en solitario durante varios años alrededor del mundo cuando pensábamos en volver a casa con nuestro ex, o que queríamos sentarnos a meditar cuando hablábamos de hacer diez mil cosas. La lista es tan infinita, como nuestras posibilidades. Al fin y al cabo, el coach será el que nos animará a ser felices.


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